martes, 31 de enero de 2012

Pies de viajero

Recuerdo... un amanecer en la cima de un acantilado. Las olas chocando contra sus afiladas paredes. Y frente a mí, en la lejanía, la desembocadura de un río cortando en dos una hermosa playa desierta rodeada de bosque salvaje. Recuerdo la suave temperatura y la húmeda brisa de la mañana con olor a sal. Y yo, con el agua del aire calada hasta los huesos, me senté en un tronco torcido contemplando aquel furtivo y exótico paisaje y descansando los pies de viajero.


Ruta Quetzal BBVA. 2008. Panamá-España.

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