lunes, 15 de octubre de 2012

Verde podrido


Caminaba por la calle atravesando la noche y a las personas, como un ánima. Nada le llamaba la atención a su alrededor, ya no. Caminaba mirando al suelo gris.
De repente se detuvo, el camino se había acabado. Miró por primera vez para saber dónde estaba. Estaba en la cima de una pequeña colina. Frente a ella se extendía ante su mirada una inmensa llanura llena de cosas: las casas donde había vivido y la casa donde aún vivía; las personas con las que había estado y aquellas a las que todavía veía; los lugares donde había estudiado y donde aún estudiaba; también estaban los caminos que había recorrido, pero no conseguía ver el que tenía que recorrer, o no quería verlo.
Volvió sobre sus pasos y deshizo el camino caminado. La gente la miraba y ella les devolvía una mirada cargada –cargada de cansancio y apatía- con aquellos ojos que antes eran marrones y ahora eran verdes oscuros, como podridos, como una planta a quien alguien ha regado demasiado con lágrimas.

jueves, 4 de octubre de 2012

Aire

Y, hasta que vuelvas, me plantaré en la tierra y cavaré hondo para que no me lleve el aire.
Porque cuando estás conmigo haces del mundo un lugar fácil y ligero
y si te vas me dejas flotando en el viento.
Y volando allá donde me lleve el aire tengo miedo de alejarme y perderme
y de naufragar en una isla donde no pueda encontrarme.
Una isla donde pasaría las horas escudriñando el reflejo del agua por si mi lado a te veo
y escalando a los árboles y saltando, por si el viento me lleva de nuevo escuchando mi deseo.

Y, hasta que vuelvas, me plantaré en la tierra y cavaré hondo para que no me lleve el aire.
Y allí me quedaría, para esperarte y no volarme.
Y si mis hojas se marchitan y comienzo a agrietarme,
Y si mi corazón sigue intentando echar raíces
me haré un ovillo y soñaré contigo mientras aguardo
a que tus ojos me vean y tus besos me rieguen
y tu sonrisa despierte de nuevo mi primavera y tus caricias me curen.