Y la tienes.
Cuando te ríes tus ojos se rasgan y, paradójicamente, te iluminan la cara aunque casi desaparecen entre tus párpados. Tu boca se ensancha en una gran sonrisa y tu rostro se muestra amable y cariñoso.
Se podrían escribir odas a tu risa, pero yo sólo quiero dedicarte ésto para que nunca te olvides de sonreír. Que tienes el poder de calentar corazones y sanar almas con una simple sonrisa. Simple gesto con el que moverías montañas.
No te aflijas, que harás el mundo tuyo y lo enamorarás con tu sonrisa.