sábado, 31 de diciembre de 2011

Pesadilla

Como en una de esas pesadillas en las que no puedes escapar de tu perseguidor, en esta Ella corría pero no podía alcanzarte.
Y, de repente, con un terrible estruendo, unas lanzas de hielo cayeron desde arriba hasta clavarse en el suelo, cortándole el paso. Cuando se recuperó del sobresalto, Ella intentó encontrar la forma de atravesarlas, pero las agujas de hielo crecieron, fundiéndose entre ellas y formaron una gruesa pared sin grietas que ascendía hasta aislarla. 
Ella gritó, las golpeó, pero la imperecedera pared de hielo ni siquiera llegó a tambalearse. Abatida, colocó las manos contra el frío muro e intentó ver a través de él. Y allí estabas tú. Habías detenido tu huida y mirabas hacia atrás sin compasión alguna. Ella te gritó, te llamó, te suplicó, pero tú tan solo te diste la vuelta y seguiste corriendo, alejándote de Ella.


No hay comentarios:

Publicar un comentario