Sus dedos danzaban por su cuerpo para encontrar el lugar donde aferrarse y no volver a soltarse.
Ella sólo quería dejar atrás los gritos y la penumbra para llegar a sus brazos, y enredarse con Él hasta no saber dónde acababa uno y donde empezaba el otro.
Se maldecía por no haber escuchado al marinero
que de pequeña le enseñaba a hacer nudos.
que de pequeña le enseñaba a hacer nudos.
Y ahora se preguntaba cuál de ellos podría atarla
para permanecer a ti siempre anclada.
para permanecer a ti siempre anclada.
Ha! me encanta ese último toque final ;)
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