Ya es demasiado tarde para quererte, a ti, tus disculpas o tu cambio.
Que llueva, que llueva tanto que nazca un río entre nosotros. Rápido y fuerte. Tan profundo que no puedas cruzarlo. Tan aterrador que me de miedo mirar hacia atrás.
Tan sencillo como suena esto.
Pero la realidad no es así de fácil ni nuestra melodía tan clara.
Y tú, extranjero. No me preguntes, no me consueles. No quiero nada. Déjame un tiempo.
Lluvia, llueve.
El piano, una guitarra o cualquier instrumento en general siempre ayudan a que las nubes descarguen el aguacero.
ResponderEliminarA veces es necesario sentirme mojado, el agua termina por limpiar las heridas.
Un saludo.
Oski.