sábado, 21 de abril de 2012

Céfiro

Despertó con el olor de las hojas muertas y del barro. Tenía tierra entre las uñas, semillas enredadas en su pelo y frío en los huesos. Las rocas se perdían a su espalda según avanzaba entre los árboles. Apartaba con las manos las ramas que colgaban del cielo, con cariño, abriéndose camino hasta la cima. Escaló las rocas cubiertas de musgo y allí permaneció, observando aquel océano escarlata, ocre, alazán y jade que bailaba ante sus ojos.
Y por última vez inspiró, llenando los pulmones de la brisa caduca de la alborada antes de disolverse en el viento. Y voló, como motas de polvo. Voló junto a las semillas que antes anidaban en su pelo, haciendo círculos en el cielo hasta hundirse en el mar escarlata, ocre, alazán y jade y germinar con ellas en la tierra.



1 comentario:

  1. Otra palabra que hay que desenterrar: "céfiro", es tan musical como el texto al que da titulo

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