domingo, 19 de febrero de 2012

Metamorfosis

Encima de una colina hay una casa sin tejado. Sólo cuatro paredes y un molino de agua en una de ellas. Una mujer se levanta del sofá rojo. Tiene el pelo oscuro recogido en un moño y el flequillo le cubre la frente. Sus perfilados ojos examinan el lugar. Avanza, coge la regadera y moja el suelo, donde crece la hierba. Las enredaderas comienzan a crecen por las paredes hasta que llegan a donde debería estar el techo y se pierden por el otro lado. En cuanto el agua las toca, las flores nacen y se abren y los tallos bailan.
El pájaro amarillo aguarda en su media jaula. El viento sopla y eleva una de las gotas de agua hasta él. El pequeño pájaro abre los ojos con sorpresa y empieza a crecer, estirando las alas mientras se hacen grandes. Las plumas se cambian de color y se vuelven marrones. Llenando sus pulmones con energía, aletea y sale de la media jaula. Da una última vuelta a la habitación hasta escapar por encima de las paredes de verdes enredaderas.
La mujer deja de regar. Mira hacia el cielo viendo al águila salir de la habitación. Se acerca a la ventana de sucios cristales para observar cómo el animal vuela hacia las montañas.
A lo lejos, por el camino de tierra, un caballo tira de un carro vacío.

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