lunes, 6 de febrero de 2012

Consumida

Se levantaba sin energías. El despertador insistía, ¿pero acaso había dormido? La ducha no la sentía, el café no la sacudía.
Con las ojeras derretidas, sus pómulos hundidos y la piel abatida, sus ojos apagados miraban la concurrida autopista. De madrugada en la carretera, soñaba con volar lejos y dejar atrás los coches y las vidas con las que se cruzaba en aquella atascada rutina.

Se enredaba ahora con las palabras 
tal y como ocurría en los cuentos que de pequeña leía.

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